El palacio real 'op de Dam' está ubicada en la plaza Dam en el corazón de Amsterdam, aunque de espalda, ya que la entrada princpial se encuentra en la calle Nieuwezijds Voorburgwal 147 al otro lado del edificio. Es en este lado donde está colocado la estatua de Atlas, sujetando la tierra, que da la bienvenida al que accede al edificio. El edificio fue construído como nuevo ayuntamiento de Amsterdam entre los años 1648 y 1665, pero se convirtió en palacio real a partir del año 1808.

Para reemplazar al anterior ayuntamiento de estilo gótico, que ya empezaba a estar en mal estado, se entregaron varios proyectos. La reciente paz de Münster de 1648 había generado tal eufória que se optó por el proyecto más ambicioso del arquitecto Jacob van Campen. Aquella época corresponde con la que posteriormente se llamaría el siglo de oro de los Países Bajos. El proyecto de la obra fue de una magnitud que no se había visto antes en Europa. Fue la construcción no-religiosa más grande del viejo mundo y como tal un símbolo importante de la adelantada mentalidad liberal de Amsterdam, ciudad abierta, ya desde el final de la edad media, a todas las religiones y creencias. Este "octavo milagro del mundo" fue la perla de Amsterdam que confirmaba y mostraba la riqueza y el estatus de la ciudad a nivel mundial. Su construcción costo 8,5 millones de florines (unos 4 millones de euros), una suma gigantesca para la época.

De ayuntamiento a palacio

El edifició fue ayuntamiento hasta el año 1808, cuando por orden de Luis Napoleón Bonaparte tuvo que ser abandonado para que lo pudiera utilizar como palacio. Entre las reformas que mandó efectuar, destaca el balcón que se añadió a la parte frontal. Cuando los Países Bajos fueron incorporados al imperio francés en 1810 hasta se convirtió temporalmente en el Palacio Imperial.

A su vuelta en 1813 el Rey de los Países Bajos, Guillermo I, pretendía "devolver" el edificio al ayuntamiento de Amsterdam. Sin embargo el gobierno municipal no quería pasar por una nueva mudanza y tampoco asumir de nuevo los altos gastos de mantenimiento. Además quería vincular al Rey a la ciudad, así que el edifició terminó definitivamente como palacio real.